El Super Bowl está a la vuelta de la esquina y trae consigo elementos mercadológicos y publicitarios que son dignos de analizar, no solamente de esta edición, sino a lo largo de sus 58 años de existencia.
Naciendo de la rivalidad entre las ligas NFL y la AFL, se creó uno de los conceptos más atractivos de la historia del deporte “football” en los Estados Unidos. Una fusión entre los campeones de ambas ligas para determinar quién es el mejor entre los mejores.
Este concepto, en su núcleo, es tan americano que ya es algo tangible dentro de su cultura y vuelve determinante como se ha manejado no solamente el deporte sino la industria del entretenimiento alrededor de este evento. Todo se reduce básicamente a una competición que va determinando quienes son los mejores. De ahí se pasa a una ronda de eliminación para determinar campeones de su respectiva división para después ser campeones de su conferencia y finalmente campeón de campeones, en este caso en el Super Bowl.
El deporte en Estados Unidos siempre ha necesitado esa confirmación, “ganaste pero… ¿qué pasa si le ganas al campeón pasado?” o “¿qué sucede si el campeón juega contra otro campeón?”. Esa lucha de egos se encuentra muy seguido dentro de la esencia americana, que provoca competencias tan banales como espectaculares.
Esto nos lleva a deducir que, en sus casi 6 décadas, este día y evento es el segundo más importante después de una final de Copa del Mundo. Es cuando todo se detiene y la atención del mundo, o en su mayoría estadounidenses, está enfocada en un solo juego por la gloria del año.
En el deporte estadounidense las narrativas de los juegos son las que añaden mucho valor al factor entretenimiento. Crear historias para los juegos ya sea de estadística, jugadores, historial de los equipos por enfrentamientos o simplemente ver la tierna historia de amor entre un jugador y una cantante.
Es decir, que Taylor Swift haya sido parte tan importante de la temporada 23-24 es inusual y a la vez muy atractivo para un público tan alejado de la NFL que a partir de esto pueda acercarse a un deporte que tal vez nunca haya visto. Es la rom-com del año y la televisión lo sabe. En este sentido, hay algo de genialidad en el marketing, pero ¿está prohibido aprovecharse de la relación sentimental entre una de las estrellas pop del momento y uno de tus mejores jugadores de la liga?… ¡no!, pero igual preguntémosle a ellos.
Esta audiencia hace que las empresas y muchas marcas quieran estar presentes el día del juego. Llegarle a ese público que puede significar ventas mundiales, ganancias millonarias y un posicionamiento inimaginable. Esto claramente lo sabe la NFL y es por ello que el deporte es uno de los mejores, televisivamente hablando. La transmisión de un partido es una joya, incluso muchos dirían que es un deporte hecho para la televisión, ya que en vivo no es tan espectacular, más allá de un ambiente increíble en el estadio.
Cada jugada, repetición y momento es capturado con maestría por las cámaras y es tan inmersivo, que poner publicidad en momentos estratégicos de corte, es una oportunidad que muy pocos han logrado aprovechar. Es en las pausas comerciales en donde se han generado millones de dólares y a lo largo del tiempo se ha formado un club selecto de empresas que han tenido la dicha de pasar un spot durante la transmisión del importante juego.
Ya sean 30 o 35 segundos, estar ahí es una búsqueda implacable; y como bien sabemos, mientras más demanda mayor costo. Muchas de las veces es más costoso pagar por el espacio publicitario que el mismo costo de producción del spot. Es por eso que el marketing y la propia estrategia de las empresas debe de estar bien aterrizada para lograr el mayor impacto posible. Es por la corta duración e incluso un presupuesto bajo o mediano, que la creatividad se vuelve lo más importante.
Además, el entorno y el papel que juegan las redes sociales hacen del juego en sí algo complementario. Muchas veces incluso hay más interés o expectativa por el show de medio tiempo. Artistas de gran talla se han presentado en cada edición y tener a un gran patrocinador detrás, añade aún más poder.
Es un evento masivo que mueve millones de dólares durante un promedio de 3 horas de juego, pero donde también esos 13-15 minutos del show de medio tiempo, es parte del atractivo por lo que más millones de personas siguen el juego.
El Super Bowl es un legado mercadológico y publicitario sin igual, un fenómeno social digno de estudio, pues es un evento multiplataforma que solo el país creador del entretenimiento puede crear año tras año de una manera tan constante y siempre innovadora.
Miguel Barragán
Licenciado en Ciencias y Técnicas de la Comunicación con experiencia en producción audiovisual, marketing y publicidad. Cinéfilo apasionado, lector constante, geek de corazón y escritor entusiasta. No podemos elegir los tiempos en los que vivimos sino decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.